sábado, 25 de agosto de 2012

Las Palabras.


 
¿Por qué la mente acepta tan fácilmente respuestas triviales a problemas aparentemente tan profundos?
¿Por que vivimos de palabras? Ese es el verdadero problema. ¿Por que las palabras se han vuelto tan importantes? Sufrimos, pasamos por grandes dolores y llega alguien que da explicaciones y buscamos consuelo en esas explicaciones. Aceptamos la palabra, la explicación porque nos brinda consuelo, cuando sufrimos, cuando estamos en un estado de ansiedad,  la creencia nos fortalece. Vivimos de las explicaciones de los filósofos, psicólogos,  sacerdotes, gurúes y maestros, lo cual significa que vivimos de segunda mano, somos personas de segunda mano y nos sentimos satisfechos. Leemos mucho acerca de lo que otra gente ha pensado, por televisión vemos lo que está pasando, siempre son los demás los que dicen lo que debemos hacer. Como consecuencia de eso la mente de uno está paralizada y por eso vivimos siempre de segunda mano.
Nunca nos preguntamos: - ¿puedo ser una luz para mí mismo, no la luz de otra persona, la luz de Jesús o de Buda? - ¿Podemos ser nuestra propia luz?, lo cual significa que no hay ninguna tiniebla, porque ser nuestra propia luz quiere decir que nunca se apaga por medios artificiales, por circunstancias, por accidente o por aflicción alguna. Es posible que seamos esa luz para nosotros mismos cuando la mente no tiene retos porque está  completamente atenta.
Pero la mayoría de nosotros necesita retos, porque generalmente estamos dormidos, dormidos porque los filósofos, todos los santos los dioses y políticos nos adormecieron, y no sabemos que estamos dormidos, creemos que es lo normal. Un hombre que desea ser una luz para sí mismo debe liberarse de todo esto. Podemos ser nuestra propia luz solo cuando no hay ego, entonces esa luz es la luz eterna, imperecedera e inconmensurable. (J. KRISHNAMURTI, Relaciones sin conflicto)
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Yo decido escuchar, el ejercicio estará en no otorgarle poder a las palabras que no me afectan positivamente.
Creo en el poder de la palabra sanadora. Detesto y descarto la palabra manipuladora y negociadora.
Esta en mi saber a que palabra debo o no debo otorgarle poder.
                                                                               
                                                                               Hasta la proxima!
                                                                               E.

 

martes, 7 de agosto de 2012

Silencio...... ¿por favor?

Cuando no hay nada que decir, el silencio es salud. Pero las palabras no dichas en el momento justo y a la persona adecuada envejecen en nuestro interior, marchitan el alma, nos alejan de nuestro ser y nos convierte en egoistas.
e.d

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