Mi padre es un gran asador. Yo diria irremplazable. Los domingos por nada nos perdemos sus obras. Nos reunimos en el campo y siempre nos sorprende con sus carnes asadas, o sus pescados de rio con limón y sal nada más, porque hay que sentir el gusto tal cuál según él. El fin de semana vino de visitas mi amigo José de Buenos Aires y los agazajó con una de sus especialidades: cordero de su propio campo a las brasas, con fuego arriba y abajo. - Es muy simple!, dice cuando le preguntan los secretos de la cocción. Será porque nació en el campo y se crió al lado del asador? Tal vez.... Pero no le saldría tan rico si no pone las ganas y el empeño con que se lo ve cada vez que enciende el primer fósforo que le da comienzo al gran ritual... Aquí está él, el asador y la presa. Una postal de su creación...
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